Monza, el óvalo y la carrera de los dos mundos

Maserati 250F – Richard Taylor – Flickr
Con la reciente celebración del Gran Premio de Italia de Formula 1, nos viene a la memoria un evento que aconteció hace 56 años en el circuito de Monza, denominado “La carrera de los dos mundos” y que enfrentó a las competiciones de monoplazas más importantes del momento: la Formula 1 y la USAC.
El circuito de Monza fue inaugurado en 1922 con un trazado que difiere ligeramente del actual. En su diseño original, además del trazado que podemos ver hoy en día, contaba con un óvalo con curvas peraltadas y una longitud total de 10 kilómetros. Con el transcurso de los años el circuito fue sometido a diversas reformas con el objetivo de mejorar su seguridad, y durante algún tiempo el óvalo dejó de ser utilizado parcial o totalmente.
Hacia 1955 volvería a ser recuperado, después de su abandono durante la Segunda Guerra Mundial, para la celebración del Gran Premio de Italia de ese mismo año. Al año siguiente, en el mismo escenario se volvería a disputar el gran premio de Formula 1. Entre los asistentes se encontraban Giuseppe Bacciagaluppi, presidente del Automóvil Club de Milán y propietario del circuito de Monza y Duane Carter, director deportivo del USAC, la competición de monoplazas más importante de los Estados Unidos. Entre ellos, tras comparar las similitudes del trazado italiano con el archifamoso Indianápolis, se comenzaría a gestar la idea de celebrar una carrera enfrentando a los monoplazas de la Formula 1, que gozaban del máximo prestigio en Europa y los del Campeonato Nacional del USAC, que hacían lo propio al otro lado del Atlántico.
A pesar de tratarse de un evento puramente de exhibición, no tardaron en establecerse las normas y especificaciones de los bólidos que tomarían parte en la carrera. Aquí la balanza claramente caía del lado americano, con una configuración idónea para este tipo de trazados y ayudados por la aplicación de la normativa USAC. En la primera edición de esta Carrera de los dos mundos, en 1957, tan solo participaron 5 pilotos por el lado europeo, recayendo la victoria en el piloto americano Jimmy Bryan.
Al año siguiente volvió a celebrarse una nueva edición, con renovadas energías por parte de los equipos europeos, que esta vez se animaron a probar algunos de sus deportivos modificados, entre los que se encontraban 2 Jaguar D-Type con motores de 3800cc y 3440cc, y un Maserati 420M/58 de 4200cc. Ferrari acudió con sus monoplazas de Formula 1 modificados, dos V12 de 4200cc y 450CV y un V6 Dino. Nombres ilustres de la Fórmula 1 como Juan Manuel Fangio o Stirling Moss se unieron a la carrera, pero con poca fortuna, pues el vecendor final volvió a ser un americano: Jim Rathmann.
A pesar de la buena acogida inicial, el Automóvil Club de Milán no pudo financiar una nueva edición del evento, y la carrera no se volvió a celebrar. Para el recuerdo queda el óvalo, que después de estar incluído en el trazado de Fórmula 1 de Monza hasta 1961, cayó en el olvido y ahora no es más que un recuerdo que se deja ver en algunas ocasiones cuando la cámara sobrevuela la recta principal del circuito actual.
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