La partida del siglo. Donald Byrne VS Bobby Fischer

Bobby Fischer – Thierry Ehrmann
Hace falta viajar en el tiempo 58 años para situarse en esta historia, que tuvo lugar durante el Torneo de ajedrez de Rosenwald (Nueva York), el 17 de Octubre de 1956. Allí un joven Bobby Fischer de 13 años de edad, plantaba cara a todo un maestro como Donald Byrne, de 26 años, ganador del Abierto de Estados Unidos de ajedrez y uno de los 10 mejores ajedrecistas estadounidenses del momento.
El ajedrez es uno de esos juegos que se transforma automáticamente en deporte cuando atraviesa unos límites que pocos saben realmente donde están marcados. Hoy en día estamos acostumbrados a ver talentos precoces en multitud de disciplinas deportivas: gimnasia, motociclismo, tenis…y el ajedrez pasa por ser uno de esos deportes en los que no hay edad mínima establecida. El caso de Bobby Fischer no es una excepción. El archiconocido ajedrecista Garri Kaspárov obtuvo el título de Gran Maestro Internacional con 18 años al igual que el ruso Boris Spassky, o Judit Polgár, la niña prodigio húngara que lo consiguió tres años antes, con tan solo 15.
El evento al que hacemos mención hoy, ocurrió en Nueva York, durante la disputa del Torneo Memorial de Ajedrez de Rosenwald. Donald Byrne de 26 años era uno de los maestros de ajedrez más importantes de la nación por aquel entonces. Tres años antes se había impuesto en el Abierto de Estados Unidos, lo que suponía la consolidación de una carrera prometedora que le llevaría a conseguir el título de Gran Maestro Internacional en 1962, y a capitanear al equipo estadounidense en las Olimpiadas de Ajedrez entre los años 1962 y 1972.
Frente a él, un jovencísimo Bobby Fischer, con tan solo 13 años, que acudía al torneo gracias a una invitación especial, después de haber ganado unos meses antes el Campeonato nacional junior de ajedrez. El torneo de Rosenwald estaba limitado a 12 participantes, y dichas plazas solían adjudicarse a los 12 ajedrecistas con mayor puntuación del ranking nacional, por lo que Fischer tuvo que enfrentarse a rivales de gran nivel. Byrne sin duda era uno de los más imporantes, pero el joven Fischer no se amilanó y planteó una fina estrategia que puso contra las cuerdas al juego de su rival. Era costumbre entre los grandes ajedrecistas ceder la victoria a sus rivales en caso de una desenlace claro para el vencedor, pero en este caso Byrne decidió seguir jugando hasta que Fischer consiguiera el jaque-mate.
Cabe destacar que en ese momento Bobby Fischer no era más que una promesa, con un futuro brillante, pero que todavía no había despegado. Tan solo un año más tarde, su nombre recorrería las portadas de la prensa especializada como una de las grandes revelaciones del momento. La leyenda de Fischer comenzaba a forjarse.
La relevancia de la denominada “Partida del Siglo” quizás se entienda más por representar el inicio de la carrera fulgurante del excepcional ajedrecista estadounidense. En el torneo de Rosenwald no pasaría del octavo puesto, pero al año siguiente volvería revalidar el título de campeón junior y se alzaría con el título del Abierto de Estados Unidos, convirtiéndose en el jugador más joven en conseguirlo.
Curiosamente, en 1972 Fischer volvería a ser el protagonista de otra Partida del Siglo, al enfrentarse al ruso Boris Spassky por el cetro mundial. El evento se convirtió en otro episodio de evaluación de fuerzas entre el bloque soviético y los Estados Unidos durante la Guerra Fría. Fischer obtendría finalmente el título, poniendo fin a una larga hegemonía soviética.